No hace falta ver para imaginar. Es como cuando sueñas, puedes ver cosas aunque tengas los ojos cerrados, estar allí aunque no lo estés, sentir lo que pasa aunque no sea real.
Pero en ocasiones, lo que imaginas, lo que sueñas, se puede hacer realidad, y en ese momento te das cuenta de que la todo es mucho más intenso que la imaginaste. Porque a veces, los sueños se cumplen.